Hacerse estas preguntas ya sea que llevemos poco o mucho tiempo practicando, creo es importante. Aunque es cierto y científicamente se han hecho muchos estudios que demuestran los beneficios de la meditación, sin embargo, podemos llegar a sentirnos frustrados en nuestras expectativas si no llegamos a comprender por qué o para qué sentarse a meditar. Si usamos la meditación para fortalecer nuestras creencias, cambiar nuestro humor, protegernos del dolor o eliminar nuestros miedos, estaremos abocados al más estrepitoso fracaso.
Encontrar una definición o significado para meditación no es fácil, porque son muy variados los tipos de meditación. Como practicantes en Shambhala podemos simplificarlo y decir que meditar fundamentalmente es el acto de sentirnos y de ser, de ser humanos.
Cuando nos sentimos somos capaces de apreciarnos, de ser amables y cariñosos, de una manera natural cultivamos el “arte de la atención” y desarrollamos la habilidad para “estar ahí, en ese mismo instante de una manera plena”. Como resultado de esta atención, surge una mayor “apertura”, apertura que nos permite acoger todas las situaciones de nuestra vida y de acomodarlas en el cielo infinito de nuestra mente y de nuestro corazón.
Cultivar esta apertura y cordialidad hacia todo lo que surja, requiere de una práctica meditativa, implica hacer un viaje. Un viaje o un camino de transformación que nos permita mirar, relacionarnos y entender las cosas desde otra perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados.
Comenzamos por simplificarlo todo, aprendemos a estar con nosotros mismos. Al aquietar nuestro cuerpo y relajar nuestra mente, podemos experimentar nuestro estado natural de ser, que es puro, inteligente, amable, fuerte y bondadoso. Eso es lo que somos.
Al igual que la característica principal del agua es fluir o la del aire soplar, la del ser humano es “sentir”, de manera que al sentirnos, podemos ser cariñosos, cuidarnos y cuidar a los demás. Esta es la expresión fundamental de nuestra humanidad. Y este sentir no se refiere solo a algo emocional, tiene que ver más con esa inteligencia inherente que nos informa todo el tiempo lo que nos está pasando. En las enseñanzas lo llamamos conciencia intuitiva o darse cuenta intuitivo.
Es la práctica de meditación la que nos permite desarrollar, o mejor dicho redescubrir, esas cualidades innatas que ya poseemos, pero que simplemente ignoramos. Las enseñanzas de Shambhala descansa en este principio: todos sin excepción tenemos lo necesario para llevar una buena vida humana, una vida plena y con sentido. Lo llamamos “bondad fundamental”, es nuestro tesoro más preciado, nuestra verdadera naturaleza, se manifiesta como algo “brillante y cálido” como los rayos del sol, el sol de la bondad fundamental. Esta brillo y esta calidez lo expresamos en nuestra vida cotidiana como sabiduría y compasión.
Al relajar tu cuerpo y tu mente
Puedes conectar con lo que es primordial, la base original,
que es completamente pura y simple.
Shastri Felipe Rodríguez