por Claudia Arnau y Eloy Portillo
Teníamos miedo porque nunca habíamos hecho nada parecido, pero fuimos para adelante con todo. Habíamos oído que estaban preparando cursos de fin de semana del Aprendizaje Shambhala por zoom, pero al parecer nadie lo había hecho todavía.
Jeff Scott de Shambhala Internacional nos recomendó que no recargáramos mucho el fin de semana, y que le contáramos luego qué tal nos había ido. Así que decidimos extenderlo desde el viernes a la tarde hasta la tarde del domingo, hacer sólo dos sesiones de práctica conjunta -sábado y domingo- e incluso esas, dar la opción de practicar cada uno por su cuenta.
El viernes 18 de abril nos reunimos 17 participantes de todas la edades de 4 nacionalidades desde 10 ciudades. Incluida la abuela de la coordinadora que era la primera vez que se ponía sola ante el ordenador y a la que su marido le ayudaba a conectarse en cada sesión.
Mucha planificación, una coordinación fabulosa a cargo de Claudia y tres instructores entregados: Begoña, Alejandro y Eloy. Un fin de semana en lo posible ligero con mucha mucha flexibilidad y buen humor.
Un equipo que funcionó de maravilla pero que se quedó un poco escaso. Hoy hubiéramos incluido algún miembro más.
En las charlas de Felipe Rodríguez aparecieron metáforas digitales: el ego es como cuando vas cerrando ventanas en el ordenador y ves que hay más y más que siguen abiertas.
Pero lo que verdaderamente cautivó a los participantes fue la invitación a caminar sobre el filo de la navaja. ¿A qué se refería Felipe? ¿no hay suficiente peligro ya en vivir con el Covid-19?
La red, y meterse un poco en casa de los otros también tuvo su magia: cuadros, estanterías, tapices, neveras, tazones de colorines, zoom tiene su belleza y su drala propio. Hicimos entrevistas personales y un grupo de diálogo divididos en tres salitas pequeñas de zoom. Al entrar y salir había quien se perdía en los ‘pasillos’ del ciberespacio.
El profesor nos introdujo brevemente la práctica de Miksang e hicimos fotos en nuestro confinamiento. Algunos hablaron de encontrar la belleza aún estando confinados.
La última charla del domingo fue acompañada en Madrid y otros sitios por tormentas de lluvia y truenos. Después en el horario había diez minutos para ir a buscar algo de beber y de comer y volver para celebrar juntos. Se enseñaron fotos, se leyeron poemas y se contaron chistes malos. Teresa, la abuela de Claudia nos leyó “Nunca te rindas” del poeta Mario Benedetti, fue un momento muy tierno.
Mientras celebrabamos escampó y en Madrid hubo un arcoiris ¡doble!!!!, se confirmó la magia.
Acabamos a tiempo para las 20 horas, que es cuando en España salimos al balcón para aplaudir a los sanitarios y a toda la gente que está en primera fila contra la pandemia.
Yo personalmente sólo eché de menos el lu-jong. Para la próxima.
Nos quedamos con ganas de más.
PIE DE FOTO: Doble arcoiris sobre el cielo de Madrid al acabar el fin de semana. © Peter Savaiano. (Publicada con permiso del autor)