por Pema Chödrön
Transformar la Confusión en Sabiduría
Berkeley Shambhala Center, 1999
Para poder tener compasión por otros, tenemos que tener compasión por nosotros mismos.
En concreto, el cuidar de otras personas que puedan tener mucho miedo, enojo, celos,
arrogancia, orgullo, egoísmo, avaricia, maldad, o que se ven abrumadas por todo tipo de
adicciones, tener compasión y cuidar de ellas, significa que no podemos huir del dolor de
encontrar este tipo de cosas en nuestra propia persona, en nuestra propia vida y experiencia
personal. De hecho nuestra actitud hacia el dolor puede cambiar completamente, en vez de
arreglárnosla sin ayuda alguna o huir de él, podemos llegar a ser capaces de abrir nuestro
corazón y permitirnos sentir ese dolor, sentirlo como algo que nos va a ayudar y purificar
haciéndonos mucho más amorosos y amables.
La práctica de tonglen es un método para conectarnos con el sufrimiento – el nuestro y el
de todos los que nos rodean – a donde sea que vayamos. Es un método para superar el
miedo al sufrimiento y para disolver la opresión de nuestro corazón. Primero que todo, se
trata de un método para despertar la compasión que es inherente a todos nosotros, sin
importar si hemos sido muy crueles o fríos con los demás.
Comenzamos la práctica tomando el sufrimiento de una persona que sabemos que está
herida o que tiene mucho dolor y a la que deseamos ayudar. Por ejemplo, si conocemos a
un niño que ha sufrido o está sufriendo, inhalamos el deseo de quitarle todo el miedo y el
dolor a ese niño. A medida que exhalamos y vamos botando el aire, le enviamos a ese niño
todo lo que pueda ayudarle a liberarse de su dolor, como felicidad o alegría. Este es el
núcleo o esencia de la práctica: inhalamos absorbiendo el dolor del otro para que pueda
sentirse bien y tener más espacio para relajarse y abrirse; luego exhalamos botando el aire, y mientras hacemos esto, le enviamos calma o cualquier cosa que sintamos que puede darle
algún alivio y felicidad. Sin embargo, muchas veces no somos capaces de hacer esta
práctica ya que nos vemos enfrentados cara a cara con nuestro propio miedo, nuestra propia
resistencia, enojo, ira, o con cualquier dolor personal o problema que estemos teniendo en
ese momento.
En estas situaciones podemos cambiar el enfoque y comenzar a hacer tonglen con aquello
que estamos sintiendo nosotros y además hacerlo en beneficio de millones de otras
personas semejantes a nosotros que en ese momento están sintiendo exactamente el mismo
problema, estancamiento y miseria. Tal vez seamos capaces de ponerle un nombre a
nuestro dolor, de reconocerlo claramente como terror, repulsión, enojo o deseo de
venganza. De esta manera, inhalamos por todas las personas que están atrapadas en la
misma emoción que estamos teniendo nosotros y les enviamos alivio o cualquier cosa que
deje más espacio para nosotros y para todos esos incontables otros. Tal vez no podamos
identificar qué es lo que estamos sintiendo, aún así, podemos sentirlo, tal vez como una
opresión en el estómago, un dolor en el pecho, una oscuridad muy densa o lo que sea. Sólo
tenemos que entrar en contacto con lo que estamos sintiendo e inhalar, tomar aire por todos
aquellos que están sintiendo eso – incluyéndonos nosotros mismos – y enviar alivio para
nosotros y todos los demás.
La gente comenta con frecuencia que esta práctica va contra la esencia de la forma en que
comúnmente nos tratamos. Verdaderamente, esta práctica va contra la idea de querer cosas
para nosotros mismos, en nuestros propios términos, queriendo que nos funcione sin
importar lo que le pueda suceder a los demás. Esta práctica disuelve la coraza para
autoprotegernos que tanto nos hemos esforzado en crear a nuestro alrededor. En la
terminología budista, diríamos que hace que se disuelva la fijación y el aferramiento del
ego.
La práctica de tonglen da vuelta la lógica usual de escapar del sufrimiento y buscar el
placer, y en el proceso, mientras desarrollamos la práctica, nos liberamos de una prisión
muy antigua de egoísmo. Comenzamos a sentir amor tanto por nosotros como por los
demás y además empezamos a cuidar no sólo de nosotros sino también de otros. Esta
práctica despierta nuestra compasión y nos introduce a una visión mucho más amplia de la
realidad, nos introduce a la infinita espaciosidad que los budistas llamamos shunyata.
Mediante la práctica, comenzamos a conectarnos con la dimensión abierta de nuestro ser.
Al principio experimentamos esto como una sensación de que las cosas que parecen tener
una gran importancia, no la tienen tanto ni son tan sólidas como parecían ser.
Podemos hacer tonglen por quienes están enfermos, se están muriendo o acaban de morir, o
que están sufriendo cualquier tipo de dolor. Podemos realizar tonglen como una práctica de
meditación formal o en el mismo acto en cualquier momento. Por ejemplo, si estás
caminando por la calle y ves a alguien que está sufriendo, en ese mismo momento puedes
empezar a inhalar su dolor y enviarle algún tipo alivio. O como sucede la mayoría de las
veces, podemos ver a alguien sufriendo y mirar para otra parte, porque nos recuerda y nos
hace sentir nuestro propio miedo y enojo, provocándonos resistencia y confusión.
Así que en el mismo acto, en el mismo momento, podemos hacer tonglen por todas las
personas que son tal como nosotros, por todos aquellos que desean ser compasivos pero en
vez de eso tienen miedo, por todos aquellos que desean ser valientes pero son cobardes o no
tienen el coraje, no se atreven.
En vez de golpearnos y maltratarnos, es mejor usar nuestro propio estancamiento como un
punto de apoyo para comprender aquello con lo que tienen que enfrentarse las personas en
todo el mundo.
Inhala por todos nosotros y exhala por todos nosotros.
Utiliza aquello que parece veneno como medicina. Utiliza tu propio sufrimiento como el
camino hacia la compasión por todos los seres.
Instrucciones Para Hacer Tonglen
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