¿Qué es exactamente Cultura y Decoro en Shambhala?
Por Amanda Hester, Adjunta de la Oficina de Shambhala de Cultura y Decoro
Para muchas personas en Shambhala, “cultura y decoro” son palabras que se asocian vagamente a cualquier tipo de evento y a las formas, a mujeres exigentes o a damas elegantes. Esas palabras y sus asociaciones subjetivas pueden evocar respuestas emocionales de todo tipo, desde la resistencia a la admiración, o incluso inseguridad. Es muy parecido al Dorje Kasung. Para algunos, los kasung son obstrucciones inquietantes que tal vez resulten aterradoras con sus formas militares, o que tal vez magneticen. Del mismo modo, aquellos que se involucran en “cultura y decoro” a veces se perciben como personas irritantes, magnetizadoras o tal vez incluso intimidantes. Pero del mismo modo que una mirada superficial al Dorje Kasung puede sugerir agresividad militante, con frecuencia pensamos en cultura y decoro como algo relacionado con una etiqueta anticuada. Ambas percepciones son erróneas. Al igual que el Dorje Kasung, cultura y decoro en Shambhala es una práctica profunda que trabaja con la forma y el contenedor, y se trata de prestar un servicio auténtico y despierto a los demás.
El significado exacto de cultura y decoro puede resultar poco preciso, porque es una materialización del camino de la guerrera, aunque no desde un punto de vista de género. Se dice que la actividad de una Sákyong Wangmo da vida a una situación de modo que lo que en otro contexto sería simplemente un grupo de individuos se convierte en una familia y una comunidad. La Oficina de Shambhala de Cultura y Decoro es una extensión de la actividad de la Sákyong Wangmo. La actividad de la Sákyong Wangmo aglutina al reino para despertar el espíritu del guerrero del mismo modo que el agua aglutina la levadura y la harina para hacer pan. Por lo tanto, el papel de cultura y decoro es aportar un sentido de relación auténtica en el reino de Shambhala, y de este modo trascender la agresión.
El espíritu femenino de la guerrera es lo que inspira al espíritu masculino del guerrero. Shambhala ofrece una alternativa a la visión individualista de la naturaleza humana. Reconoce que para que haya un progreso significativo en el mundo debemos empezar por la comunidad, en nuestra relación con los demás. Debemos manifestarnos desde una base de compasión y generosidad, nuestra actividad debe surgir de una “cultura de la amabilidad”.
La experiencia del servicio genuino a los demás puede encontrarse en las prácticas del Dorje Kasung. Sin embargo, puede que las formas militares de esta práctica no le resuenen a todo el mundo. Podemos empezar por ver la cultura y el decoro de Shambhala como un camino de servicio parecido al Kasung, aunque con un mandato diferente que trabaja con formas civiles. De hecho, trabaja con las formas del civismo. El sentido de esto es reconocer y apreciar que todas las formas de Shambhala tienen que ver con el servicio. Si encontramos que una forma está sosteniendo el ego, o bien se trata de un malentendido mayúsculo o esa forma se ha vuelto inservible.
Cultura y decoro en Shambhala se relaciona con la visión de la corte y la práctica. Sin embargo, como el asiento del maestro está muy bien cuidado actualmente, aquellos que se involucren en la práctica de cultura y decoro no tienen que preocuparse demasiado por este asunto. Cultura y decoro se apoya en la base de la corte, pero su papel es preocuparse de manifestar esa visión de la corte y del servicio al mundo…porque esa es la clave. La prioridad del dharma no es el maestro, sino más bien el estudiante. Aquellos que le han servido una taza de té al Sákyong saben que en ese momento los que están recibiendo el mayor servicio son ellos.
Servir en la corte es fácil porque lo hacemos por lealtad y devoción. Es fácil sentir nuestro corazón genuino en ese servicio porque amamos el dharma y su representación en nuestro maestro. Pero la clave está en aprender a través de esa experiencia a servir a los demás, a ver cada situación y relacionarnos con cada persona como lo haríamos al servir al precioso asiento del dharma. La práctica de cultura y decoro en Shambhala está relacionada con crear y trabajar con formas civiles y contenedores que faciliten esta experiencia de auténtico servicio a los demás.
Cuando nos arreglamos en Shambhala no lo hacemos para nosotros, sino para despertar al mundo y levantar el ánimo de todas las personas con las que nos cruzamos. Es como si acudiéramos a una cita con pantalones de chándal o la ropa sucia, eso sería una falta de respeto. Nuestras formas decorosas están encaminadas a apreciar a los demás y su experiencia, a apreciar nuestro mundo. Cuando nos involucramos en formalidades y disciplinas que nos resultan irritantes, es más fácil apoyarse en esa irritación cuando se hace por los demás: nos rendimos, y de esa rendición surge el gozo. Es gozoso experimentar el auténtico servicio a los demás.
Es muy bonito empezar a ver el mundo a través de los ojos del civismo, que ve la experiencia de los demás antes que la propia.
Podemos cambiar el mundo a través de los detalles más nimios: limpiar el polvo o barrer el suelo pueden elevar la experiencia de aquellos que se adentran en un espacio. Todos los que entran en nuestro mundo empiezan a sentirse animados porque hemos salido de nuestro ensimismamiento para servirles como lo haríamos con nuestro maestro. En última instancia, llenamos nuestros espacios de riqueza no a través de dinero o desembolsos, sino a través del amor y el cariño que ponemos.
Cultura y decoro en Shambhala no está relacionado con el precio que pone en una etiqueta, sino con la generosidad de crear espacios y experiencias que sirvan para despertar a los demás con dignidad, elegancia y aprecio. A través del servicio nos damos cuenta de que ese es nuestro derecho de nacimiento, que somos reyes y reinas en un mundo de reyes y reinas, y que podemos tener la valentía de superar nuestra vergüenza y conducirnos de un modo que se corresponda con un mundo sagrado. Descubrimos que eso es lo que significa ser amables con nosotros mismos y con los demás.
Trabajar con las disciplinas y los contenedores que sostienen e iluminan una cultura de amabilidad es el papel y el mandato de la Oficina de Cultura y Decoro de Shambhala. Es trabajar con las formas del civismo para crear una sociedad digna y gozosa.
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